Tuesday, September 17, 2019

Mis vacaciones en Escocia



Escocia es una parte de Gran Bretaña donde hay bastante gente que quiere la independencia del Reino Unido. Ellos sabrán sus motivos. Yo vi siempre a Escocia muy inglesa. Por ejemplo, el edificio de la sede Central del Banco Nacional de Escocia en Edimburgo es un edificio típicamente inglés al que le quedan muy bien en el tejado las banderas del Reino Unido y de Escocia.

He ido varias veces a Escocia, sobre todo a Edimburgo, su capital. No es un país que me guste demasiado. Siempre me ha parecido triste. Debe ser por el clima lluvioso. Mi chico dice que llueve cuando voy yo. No le falta razón. en todos los viajes que hicimos a Escocia llovía. Escocia tiene su idiosincrasia, sus Highlands, sus leyendas populares, sus islas del norte, sus pequeños y remotos pueblos rurales olvidados por el mundanal ruido y unos paisajes sobrecogedores. Este país es el paraíso de los colores verdes.

En nuestro último viaje a Escocia llevamos a las niñas y fuimos a ver en familia el Castillo de Eilean Donan. Mis hijas quedaron satisfechas. Era lo que tenían en sus cabecitas como definición de castillo encantado. La pequeña nos preguntaba si andaba por allí Harry Potter. El castillo está en una isla del lago de Duich. Mi marido lo eligió porque fue el escenario de las películas Los Inmortales y Braveheart. También se hizo famoso por ser la imagen del whisky escocés Cardhu.

Nuestra siguiente parada fueron el Castillo de Urqugart y el Lago Ness. Os aseguro que no hay ningún monstruo por aquellas aguas. Lo del monstruo fue un montaje en su día para atraer visitantes. Los españoles no somos los únicos pícaros. En Escocia también le echan mucha imaginación a la vida. El castillo está en ruinas. Es una pena que no lo restaren para darle una nueva vida en un hotel. Seguro que habría mucha gente encantada en alojarse en aquellos muros viejos remozados.

Os recomiendo visitar Escocia, tanto la Escocia profunda como la Escocia de ciudades. Nosotros acabamos nuestra visita en Edimburgo, una ciudad que yo ya conocía y mi marido también. Las niñas hubiera preferido seguir por el mundo rural encantado de Escocia mirando castillos y lagos. Yo necesitaba asfalto. No es que Edimburgo me encante, pero lo prefiero a parajes llenos de un verdor impoluto habitado por rebaños de ovejas.






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