L´Hermitage en Orient, Mallorca, es un alojamiento rural que fue anteriormente alojamiento de monjes. Era el siglo XVII cuando los monjes ocupaban las celdas hoy convertidas en habitaciones de turistas. De aquella época se conserva tal cual el torreón señorial y los espléndidos jardines.
Yo no estaba muy convencida el año pasado cuando mi marido hizo la reserva. Siempre que vamos a Mallorca solemos optar por turismo de sol y playa. A mi santo le apetecía algo más tranquilo, más alejado del mundanal ruido. Lo encontró en L´Hermitage. Pasamos una semana leyendo y dando paseos de viejos enamorados por un claustro rematado con 16 columnas barrocas. El olor a limoneros y naranjos del jardín interior te llevaba la cabeza a Valencia.
Mis hijas aprovecharon para ponerse al día con sus estudios. Fueron unas vacaciones de paseos, buena comida y jornadas de lectura y estudio. Me gustó especialmente el elegante salón que hay en la planta baja del edificio principal. En la planta superior tienen un salón con chimenea que invita a sentarse en uno de los mullidos sillones mientras acabas algún libro que tengas pendiente de lectura.
Nuestras habitaciones estaban en la zona antigua. En esta zona sólo hay cuatro dormitorios. Cogimos dos. Yo hubiera preferido habitaciones de un anexo de construcción más reciente. Son habitaciones que tienen unas terrazas más amplias que se prolongan hacia el exterior. Será en otra ocasión. El año pasado estaban todas ocupadas. No me extraña. Tienen unas terrazas con decoración campestre muy bonitas.
Os recomiendo este hotel rural sito en lo que en su día fue un convento. El desayuno se sirve en la piedra de una antigua almazara como en tiempos del convento habitado por los monjes. Ahí radica la gracia del hotel: en conservar estancias y costumbres de antaño. Es fácil de encontrar. Vas directa desde el aeropuerto por la autopista de Inca, coges la salida Consell, al este de Orient y llegas en un periquete.
Yo no estaba muy convencida el año pasado cuando mi marido hizo la reserva. Siempre que vamos a Mallorca solemos optar por turismo de sol y playa. A mi santo le apetecía algo más tranquilo, más alejado del mundanal ruido. Lo encontró en L´Hermitage. Pasamos una semana leyendo y dando paseos de viejos enamorados por un claustro rematado con 16 columnas barrocas. El olor a limoneros y naranjos del jardín interior te llevaba la cabeza a Valencia.
Mis hijas aprovecharon para ponerse al día con sus estudios. Fueron unas vacaciones de paseos, buena comida y jornadas de lectura y estudio. Me gustó especialmente el elegante salón que hay en la planta baja del edificio principal. En la planta superior tienen un salón con chimenea que invita a sentarse en uno de los mullidos sillones mientras acabas algún libro que tengas pendiente de lectura.
Nuestras habitaciones estaban en la zona antigua. En esta zona sólo hay cuatro dormitorios. Cogimos dos. Yo hubiera preferido habitaciones de un anexo de construcción más reciente. Son habitaciones que tienen unas terrazas más amplias que se prolongan hacia el exterior. Será en otra ocasión. El año pasado estaban todas ocupadas. No me extraña. Tienen unas terrazas con decoración campestre muy bonitas.
Os recomiendo este hotel rural sito en lo que en su día fue un convento. El desayuno se sirve en la piedra de una antigua almazara como en tiempos del convento habitado por los monjes. Ahí radica la gracia del hotel: en conservar estancias y costumbres de antaño. Es fácil de encontrar. Vas directa desde el aeropuerto por la autopista de Inca, coges la salida Consell, al este de Orient y llegas en un periquete.
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