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Wednesday, December 06, 2023

Mis vacaciones más relajadas en la Costa da Morte

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El Hotel Porto Real de Finisterre, La Coruña, es un hotel de construcción reciente en una vivienda emblemática de la localidad. Los dueños compraron la casa en 2018, la restauraron y abrieron sus puertas al público.

Nosotros nos alojamos recientemente en este hotel maravillosamente restaurado. Está todo tan nuevo que tienes la sensación de estrenar la edificación. Es un hotel boutique en el que se han cuidado los más mínimos detalles.

Alquilamos una de las cuatro suites con vistas al puerto. Mi marido decía que estábamos mirando el fin de la tierra. Yo me sentía mirando el precioso océano Atlántico desde las ventanas de una suite decorada en tonos blancos. Lo único que me pareció el fin del mundo fue la tremenda tormenta que se formó y que vivimos en este hotel lleno de cristaleras y de luz.


Afortunadamente, también tuvimos buen tiempo. Pudimos salir a la terraza, apoyarnos en su barandilla. En la restauración respetaron la arquitectura inicial con ventanas muy parecidas, galerías y muebles de madera de roble con partes blancas.

El cuarto de baño era una apuesta entre la modernidad de un diseño rompedor en sus sanitarios y la tradicional cara vista de parte de las paredes de piedra. Me gustó mucho.

En la suite tienes wi fi gratis. También teníamos un hervidor donde pudimos preparar el café de sobre que tanto nos gusta a mí y a mi marido. Pero lo mejor eran las vistas, aquellos ventanales enormes con vistas al océano. Nos encantó este hotel.

Lo mismo puedo decir de una habitación en la que predominaba el color blanco, con sillas cómodas, una cama grande de matrimonio con colcha a juego con las ligeras cortinas que permitían que la estancia se llenar de luz cuando las descorrías.

Os recomiendo este hotel de Finisterre o Fisterra en gallego. El hotel Porto Real es una buena opción para los turistas que paséis unos días en la Costa da Morte. Es un hotel pequeño muy cómodo porque está rodeado de buenos restaurantes para comer lo mejor de la cocina gallega.

También te queda cerca la playa. Nosotros fuimos a la playa de Corveiro, que está como a unos 800 metros del hotel.




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Mallorca es más que masificación de turistas, sobre todo, en verano. Tuve la ocasión de conocer otra Mallorca en un viaje que hicimos por su zona rural y por sus playas más bonitas. Fue descubrir una Mallorca que enamora. Hubo momentos que nos preguntábamos si realmente estábamos en una de las islas más visitadas de España.

Fue adentrarse en un mundo de pueblecitos, calas y playas salvajes con las aguas color turquesa del Mediterráneo más limpio. Era un placer acostarse al sol por la tarde en la playa, dejando que el astro rey tostara tu pie. También era un placer leer el último libro del verano sentada en una hamaca junto a la piscina mientras las niñas nadaban como sirenitas. Mayor placer aún era subir a la terraza al anochecer para ver una puesta de sol divina abrazada a mi marido.

Me encantó visitar la isla a través de pequeñas islitas, aprovechando las distancias cortas para hacer un recorrido muy completo en apenas una semana de vacaciones.

Nos alejamos de la ciudad y sus ruidos para adentrarnos en las carreteras que van por planicies salpicadas de pueblecitos. Bajamos del coche para hacer senderismo en pequeños bosques de pinares y encinas. Llegamos a la parte sur de la sierra de la Tramontana, vimos el cabo Formentor.

No debes perderte los acantilados. Quitan el hipo. Son verdaderamente abruptos hasta el faro que los corona. Me recordaron la zona de Finisterre en Galicia. Esta parte de la Mallorca distinta tiene más turistas.

Dejamos el jolgorio atrás y llegamos, tras una hora de coche, a la playa de Muro. Es preciosa. Su amplia bahía está rodeada por picudas montañas de color marrón que cortan incisivos cabos.

Me sorprendió lo fina que era la arena de la playa de Muro. Saqué las sandalias para disfrutarla. Mi marido decía que era una locura lo que estaba haciendo. Temía que hubiera algún cristal escondido en la arena. Yo no temía nada. Solo sabía que tenía que darme el placer de caminar sobre un arenal tan suave como el terciopelo.

Los hoteles están cerca de esta playa. Cruzas un pequeño bosque de pinos y encuentras establecimientos hoteleros de distintas cadenas. Pero te obligas a olvidarte del ladrillo para seguir disfrutando lo mejor de la isla más grande de las Baleares.

Mi marido y yo cumplimos nuestro deseo de darnos un chapuzón en el mar cuando cae la noche. Hace calor aún. Salimos del agua y vamos a tomar un helado porque no nos apetece otra cena.

Nos alojamos en un hotel que está tras la pantalla de pinos de la que os hablé. Despertamos pronto y podemos ver desde la ventana de nuestra habitación como el sol va apareciendo entre los cabos bien tempranito.

Os recomiendo visitar los sitios menos turísticos de Mallorca. También os recomiendo hacer el viaje con tiempo. Quedé con ganas de recorrer el sur de la isla en plan tranquilo y relajado.

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