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Thursday, February 07, 2019

Mis vacaciones bohemias

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Mi marido me llevó por nuestro aniversario de boda a la isla de St. Barth en el Caribe. Quería que nos alejáramos de todo lo que nos rodea para ser nosotros mismos. Yo no sé si fui yo misma en una isla del Caribe que no tenía más que chozas caras para turistas, silencio, vegetación y playas en las que te perdías en sus larguísimos arenales. 

Nos alojamos en el Hotel Manapany en la isla de St. Barth, una construcción muy bohemia que era carísima. Los huéspedes se notaba que tenían dinero. Mi marido aprovechó para hacer sus negocios. A los ricos les puedes vender todo lo que quieres cuando están felices. En el Hotel Manapany en la isla de St. Barth veías a todo el mundo feliz. Para que mi marido tuviera más éxito le propuse ponernos a tomar el sol en un par de hamacas que había en mitad de una piscina. Nos fuimos para las hamacas andando sobre un puente de madera que cruzaba las aguas estancadas. Causamos sensación. Se notaban las horas de gimnasio en nuestros cuerpos. 

No faltaban familias en este complejo hotelero. Gracias a Dios, los niños se iban para la playa con sus padres y madres. La playa no me gustaba nada por la zona donde estaban las hamacas blancas con sus sombrillas a juego. Era donde estaba todo el personal. 

Nosotros cogimos en este hotel caribeño una cabañita muy espaciosa. Estuvimos como en el paraíso. Afortunadamente, hacía buen tiempo. Yo veía casi todas las construcciones bastante frágiles. Lo que no veía nada frágiles eran los sillones que había en nuestra habitación. Tenían forma de jaula de pájaros tal cual. Te sentabas encima del tapizado azul turquesa y te encontrabas rodeada por unas varillas de hierro. 

En total hay 32 villas en el Hotel Manapany en la isla de St. Barth, un hotel que os recomiendo para unas vacaciones bohemias en pareja o en familia. De todo vi en este hotel del Caribe. Eso sí, os repito, se notaba que la gente tenía dinero o habían cogido un préstamo con muchos ceros para pagarse el capricho caribeño.



2

Cuando estoy en Alcobendas con mis hijas vamos al Museo de Bonsais de Alcobendas, un museo donde te asesoran sobre el maravillos mundo de los bonsais. Yo fui a este museo por primera vez con una amiga que es gran aficionada a los bonsais. Me contó que en el museo la asesoran para hacer sus propios bonsais en casa sin necesidad de comprarlos. No es que sean muy caros, pero lo que puedes conseguir gratis o casi gratis te ahorra dinero. Mi amiga se hace con los arbolitos en el bosque. Los recoge pequeños y les va recortando las raíces y las ramas para que queden chiquitines. 

España es el segundo país entregado al fabuloso arte de los bonsais después de Japón. Te aseguro que engancha. Yo empecé con un nogal y ahora estoy haciendo lo casi imposible: dejar un eucalipto en bonsai. En el Museo de Bonsais de Alcobendas me dijeron que no lo iba a conseguir. Yo creo que sí. Con una tijera y una podadora voy a hacer maravillas. No necesitas más que una tijera y una podadora para introducirte en el arte del bonsai. Es lo que me dijeron en el museo. Te asesoran muy bien. 

Recorriendo las salas del Museo de Bonsais de Alcobendas te das cuenta de que es un arte y una filosofía de vida. Te meten en la cabeza la idea de la belleza, del orden, de la constancia. Gracias a los bonsais se ha desarrollado mucho más mi gusto por lo bonito. Por eso os recomiendo visitar el Museo de Bonsais de Alcobendas. Tienen bonsais de todos los árboles y de miles de formas. Te dan muchas ideas para hacer tus propios bonsais en casa. Sólo por eso compensa pasar una hora recorriendo sus distintas salas. Los empleados del museo son muy majos. Se nota que les gustan los bonsais. Saben un montón de estos pequeños arbolitos que viven en macetas.

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