Thursday, August 20, 2020

Mis vacaciones en un coto de caza

Las Nubes de Albalate de Zorita en Guadalajara es una casa rural con vistas a la vega del Marqués y al valle del Tajo que me hizo recordar el libro Viaje a la Alcarria escrito por Camilo José Cela. Mi marido lo eligió para pasar una semana. Fue una semana inolvidable por la tranquilidad que tuve en este pequeño hotel perdido en el campo castellano.

La comarca alcarreña es muy bonita. Sólo habíamos estado de paso. Quedar siete días en uno de sus alojamientos rurales consigue que desconectes del mundanal ruido. Yo casi me olvidé de mi casa.

Es una casa con una decoración de espacios diáfanos un tanto pasada de moda. Yo soy más de paredes. Menos mal que los tabiques los habían quitado sólo de las estancias comunes. La recepción, el salón, el comedor y una sala de juegos estaban unidas por la falta de tabiques separadores. Me encanto la sala de juegos. Ver en un cuadro la imagen de Marilyn y Bogart me hacían pensar en una partida de póquer. Lo malo es que pronto te asaltaba el hambre. No hacía falta asomarse a la barandilla que la separaba del salón. El olor a comida es lo mejor para dejar de jugar: abre el apetito.

Buena comida y buenas vistas tenías en un salón acristalado por tres de sus lados. Las mismas buenas vistas las tuvimos en nuestras habitaciones. Eran cuartos muy luminosos, de líneas limpias y colores neutros. Los cabeceros de las camas eran muy originales: los habían hecho con fotografías enmarcadas. Me encantaron. Tomé nota de la idea. Pero a mi marido no le gustó.

Os recomiendo el hotel rural Las Nubes. Merece la pena alojarse en esta casa rural ubicada en medio de un coto de caza. Nuestra habitación tenía vistas al valle del Tajo. La de mis hijas tenía sus ventanas hacia la sierra. En ambas las vistas eran estupendas.

Lo que no me gustaron nada fueron los cuartos de baño. En los dos había escalones para subir a la bañera. Pensé que íbamos a tener un susto. Menos mal que eran cuartos de baño espaciosos. Salías de la bañera, bajabas con cuidado los escalones y podías secarte sin tropezar.

Tras la ducha en la bañera imposible se agradecía el buen desayuno. Las comidas en Las Nubes tienen muy presentes los productos de la tierra. Da gusto comer productos tan naturales.

Los alrededores también son muy recomendables. Nosotros fuimos en coche hasta la ciudad visigoda de Recópolis. Está a siete kilómetros de este pequeño hotelito rural con mucho encanto.
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