Wednesday, January 02, 2008

El fantasma, 13

Carlos está furioso. Mira al gato como si no lo reconociera.

-Mi madre se va a volver loca.
-¿Por qué, amor?
-Quiere hacerle un exorcismo -mi chico señala al gato aún dormido-. ¿No crees que es el síntoma de un principio de locura?
-Yo diría que la senilidad va pareja a la edad. Después de los sesenta, es lógico que a una se le fundan los plomos.
-En el hotel se le volvió a aparecer mi abuelo. Lo veía sentado delante del Museo Nacional de Praga.
-¿No se rodó por allí Misión imposible ?
-Creo que sí. En Praga se ruedan muchas películas americanas.
-¿Y qué hacía tu abuelo delante del museo?
-Pedía limosna.

Me asalta un ataque de risa. Margot empieza a ver el mundo al revés. ¿Desde cuándo los ricos piden limosna?
-Según sus visiones -prosiguió Carlos- el abuelo temblaba de frío y de miseria. En Praga no hace tanto frío, es un clima llevadero.

Margot llega acompañada de un sacerdote vestido con casulla. Los exorcismos deben hacerse con un nuevo estilo desde que Benedicto XVI es Papa.

El cura se arrodilla delante del felino dormido. Lo acaricia como si de un perro se tratara. Sigue acariciándolo. Empiezo a pensar que está muerto.

-¿Respira? -pregunto.
-¿Cómo no va a respirar? Éste no muere hasta que la madre de Alberto no descanse en paz. Y dudo que lo haga pronto. Alberto está ahora mismo haciendo turismo en el castillo de Praga. Debe creerse el emperador del Sacro Imperio Germánico.

La miro alucinada. Margot nos relata sus visiones si perder el peinado lacado. Mueve las manos como una pitonisa amenizando mis oídos con una melodía de pulseras.

-Tu socio es un poco borracho, hijo. Va todos los días a tomar vino con canela por los bares del casco antiguo de Praga del brazo de señoritas de cobro. Los hombres divorciados son la peste de esta sociedad.
-Así se habla, doña Margot -aplaude el cura-. Cristo dijo "lo que una Dios no lo separará el hombre.
-son las malas hembras las que rompen matrimonios, padre. Aquí tenemos una que impide la boda de mi único hijo varón con Isaura de los Claveles.
-Primero me toca a mí, Margot. Y después también. Yo no soy tan católica como tú, pero creo en el matrimonio para toda la vida.

El gato despierta de su letargo y araña al sacerdote.

-¡Agua bendita! -grita el hombre arañado.

Corro al grifo y lleno un vaso. El agua de La Coruña está sobrada de bendiciones con el cloro de potabilizar que le echan.

El sacerdote no puede coger el vaso con sus temblorosas manos. Parece que el demonio saltó del gato a él mismo.

-¿Le tiro el vaso, padre?
-Trae para aquí, so tonta. No sabes como se hace un exorcismo.

Margot tiene razón: nunca practiqué la profesión. La madre de mi chico vierte con mano experta el frío líquido sobre el exaltado animal. El remedio es peor que la enfermedad. Si antes maullaba ahora dice mamá.

-¿Oyes, hijo? Es la madre de tu socio.
-A ver si aparece ahora tu padre, Margot -digo.
-¡Calla insensata!

Callé. Mejor dicho: callamos todos. Una voz de caverna nos llegó desde el cuarto de baño diciendo "hija, hija, hija,..."

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