Monday, April 22, 2019

Mis vacaciones locas en Mallorca y en Canarias



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Volvería al Hotel Nakar en Palma de Mallorca hoy mismo sólo para volver a ver las preciosas puestas de sol desde su azotea. Fue lo único que me gustó de este hotel: la azotea. Bueno, también me gustó su ubicación. Te queda cerca de las tiendas de moda de la zona del paseo del Borne. Nosotros aprovechamos para acercarnos también a los barrios de La Lonja y Santa Catalina, donde la ciudad de Palma tiene los mejores restaurantes y su vida nocturna más interesante. 

Este hotel fue en su día una pensión. No tiene nada que ver con la vieja pensión. Es un hotel de diseño con 57 habitaciones que se pasan con el diseño. Por ejemplo, la nuestra tenía cuarto de baño y habitación en sí sin separación alguna. Pasabas de la bañera a la cama y de la cama a la bañera. Te despertabas y te descolocaba la bañera ver a tu marido lavándose los dientes en el lavabo. Ese tipo de diseños tan vanguardistas que no dejan sitio a la intimidad no son para mí. Por eso no me gustó este hotel. Menos mal que íbamos los dos solos. De haber llevado a las niñas no sé cómo nos íbamos a arreglar. 

Es una pena que el arquitecto no hubiera pensado en que las personas necesitamos un mínimo de intimidad para asearnos y para hacer otras cosas que todo el mundo tiene en la cabeza sin necesidad de que yo relate. El hotel está dotado con la última tecnología y los materiales se ven de lo mejor y muy de moda. Lo que no está de moda, al menos para mí, es la unión de cuarto de aseo y cuarto de dormir. 

Mi marido, en cambio, estaba contento. Decía que el estilo racionalista de líneas sobrias junto con la iluminación indirecta lo relajaba. Los colores no estaban nada mal. Eran colores neutros en paredes, techos y suelos con unas pinceladas negras que le daban un toque de elegancia. 

Quedamos a comer y a cenar en el hotel. El hotel cuenta con un bar y un restaurante CUIT. El chef Miquel Calent nos ofrece una cocina artesanal que echa mano de los productos de temporada. Son platos sabrosos y de cantidad reducida. El restaurante tiene un acristalamiento desde el que ves el centro histórico, la catedral, el castillo de Bellver y la bahía de Palma. 

Os recomiendo el hotel sólo por la novena planta, donde está la azotea que os mencioné, una azotea al aire libre con una piscina de doce metros de largo que parece fundirse con el mar gracias a una barandilla de cristal. Cuando anochece la gente sube a tomar cócteles y a bailar al son de la música que selecciona un DJ. Yo me apunté también al spa. Tiene unos masajes terapéuticos que te dejan nueva.



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En Tenerife también hay turismo rural al estilo del interior de la Península. Nosotros lo encontramos en el Hotel El Patio en Garachico, Tenerife. Yo no iba muy convencida cuando mi marido me dijo que nos llevaba a unas vacaciones rurales en Tenerife. Para mí las islas Canarias son sol y playa todas ellas. Pues hay más. En el Hotel El Patio en Garachico, Tenerife, nos encontramos con una casa construida en el lejano año 1565 en una finca de 60 hectáreas entre los pueblos de Icod de los Vinos y Garachico. 

Está este pequeño hotel rural enclavado en un paisaje de mar, plataneras y lava volcánica. Parte de la antigua mansión ha sido acondicionada para albergar un salón-comedor y 14 habitaciones destinadas a los huéspedes. 

A nosotros nos dieron una habitación muy amplia y luminosa. Todas lo son, por lo que me comentó una de las camareras de habitación. Son habitaciones en las que puedes meter a toda la familia sin notar que te falta espacio. La nuestra tenía vistas a los jardines y a la piscina. Desde una de las ventanas veía a mis hijas nadar en la piscina. Era un lujo. 

Volvería ahora mismo al Hotel El Patio en Garachico, Tenerife, un hotel al que llegas sin perderte por la carretera de El Guincho. Hay indicadores hasta la Finca Malpaís. Nosotros no necesitamos a Siri para guiarnos por una carretera que no conocíamos. Una vez allí poco salimos. Sólo hicimos una pequeña caminata a pie hasta la zona de acampada de Arenas negras. Estaban allí unos amigos nuestros con sus hijos. Les dije que se dejaran de camping y que vinieran para el Hotel El Patio en Garachico, Tenerife. No lo hicieron porque son unos tacaños. Yo no creo que nadie se sienta cómodo en una caravana, y menos con niños pequeños. Prefiero mil veces un hotel. En el Hotel El Patio en Garachico, Tenerife, nos lo hacían todo. La habitación y el cuarto de baño nos los tenían limpios como los chorros del oro.

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