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La Antigua Bodega de Don Cosme está en La Guardia, Álava, es un pequeño alojamiento con mucho encanto. Las habitaciones están ubicadas en lo que antaño eran las salas de barricas de la bodega. No hicieron mucha reforma. Las paredes están piedra vista, lo cual refuerza la ruralidad de esta casa rural donde pasamos un fin de semana largo.
A mi marido le gustó más que a mí. Dormir en una habitación decorada con motivos vinícolas lo hacía estar en su salsa. Muebles antiguos bien pintados hacían que se sintiera como en casa de su abuela. Yo no me sentía tan cómoda. Incluso pensaba que aquella loa permanente al vino no era un buen ambiente para nuestras hijas de corta edad.
Las niñas se lo tomaron mejor que yo. Les encantaba el jardín de la casona. Desde nuestra habitación veían los viñedos y les parecía estar protagonizando un cuento de hadas. Su habitación, pintada de un color más oscuro, era más pequeña. Los dos cuartos tenían suelos de tarima, al igual que el resto de las estancias. El salón común era para no perdérselo. Tenía unas decoraciones de pequeños barriles y otros artilugios donde guardar y conservar el vino que te hacían creer que estabas en un museo.
Os recomiendo Antigua Bodega de Don Cosme a los amantes del vino. Entre los viñedos en los campos que rodean la casona y las decoraciones alusivas a los vinos y vides, acabas sintiéndote en un museo. La tranquilidad es total. No hay huéspedes ruidosos. Los visitantes llegan a la casón buscando sosiego. Lo encontramos todos.
La única desventaja importante que tuvimos fueron los frugales desayunos. Me sorprendieron negativamente. El País Vasco es tierra de buenas comidas. En esta casa rural guardan las mejores comidas para el mediodía y para la cena. Nos hicieron iniciar el día con el estómago casi vacío. Eché en falta las buenas mantequillas para untar un pan que podía ser mejor y unos zumos que no fueran zumos de cartón. Lo que estaba muy bien era el salón donde se servía el desayuno. Tenía un techo traslúcido que te levantaba la moral con su luminosidad. Casi te olvidabas de que comías poco.
En los alrededores de este alojamiento rural no faltan las iglesias. Visitamos la Iglesia de Santa María de los Reyes y la Iglesia de San Juan. Me pareció más bonita la primera iglesia. Tenía una fachada gótica interesante. También fuimos andando hasta el Poblado Prehistórico de La Hoya. Mi hija mayor está muy interesada en la Prehistoria. Disfruta mirando las piedras antiguas e imaginando las vidas de sus moradores. Seguro que vivían mucho peor que nosotros. Nunca tiempos pasados fueron mejores.
A mi marido le gustó más que a mí. Dormir en una habitación decorada con motivos vinícolas lo hacía estar en su salsa. Muebles antiguos bien pintados hacían que se sintiera como en casa de su abuela. Yo no me sentía tan cómoda. Incluso pensaba que aquella loa permanente al vino no era un buen ambiente para nuestras hijas de corta edad.
Las niñas se lo tomaron mejor que yo. Les encantaba el jardín de la casona. Desde nuestra habitación veían los viñedos y les parecía estar protagonizando un cuento de hadas. Su habitación, pintada de un color más oscuro, era más pequeña. Los dos cuartos tenían suelos de tarima, al igual que el resto de las estancias. El salón común era para no perdérselo. Tenía unas decoraciones de pequeños barriles y otros artilugios donde guardar y conservar el vino que te hacían creer que estabas en un museo.
Os recomiendo Antigua Bodega de Don Cosme a los amantes del vino. Entre los viñedos en los campos que rodean la casona y las decoraciones alusivas a los vinos y vides, acabas sintiéndote en un museo. La tranquilidad es total. No hay huéspedes ruidosos. Los visitantes llegan a la casón buscando sosiego. Lo encontramos todos.
La única desventaja importante que tuvimos fueron los frugales desayunos. Me sorprendieron negativamente. El País Vasco es tierra de buenas comidas. En esta casa rural guardan las mejores comidas para el mediodía y para la cena. Nos hicieron iniciar el día con el estómago casi vacío. Eché en falta las buenas mantequillas para untar un pan que podía ser mejor y unos zumos que no fueran zumos de cartón. Lo que estaba muy bien era el salón donde se servía el desayuno. Tenía un techo traslúcido que te levantaba la moral con su luminosidad. Casi te olvidabas de que comías poco.
En los alrededores de este alojamiento rural no faltan las iglesias. Visitamos la Iglesia de Santa María de los Reyes y la Iglesia de San Juan. Me pareció más bonita la primera iglesia. Tenía una fachada gótica interesante. También fuimos andando hasta el Poblado Prehistórico de La Hoya. Mi hija mayor está muy interesada en la Prehistoria. Disfruta mirando las piedras antiguas e imaginando las vidas de sus moradores. Seguro que vivían mucho peor que nosotros. Nunca tiempos pasados fueron mejores.
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El Parador Puebla de Sanabria en la provincia de Zamora fue nuestro alojamiento cuando fuimos a Sanabria a la boda de unos amigos. Las bodas postcovid son algo aburridas. Ver a todos nuestros amigos con mascarilla te da casi ganas de llorar. Pero la vida sigue. Por eso la gente se casa como antes de la pandemia, con toda la ilusión del mundo.
Nosotros lo pasamos casi mejor en el Parador de Sanabria que en la boda. El parador está en la parte baja del pueblo. Pudimos ir andando hasta la iglesia. También pudimos ir andando a hacer turismo cultural. Una de nuestras visitas fue al Castillo de los Condes de Benavente.
El parador nada le tiene que envidiar a otras bonitas construcciones del pueblo. Es un edificio antiguo que ha sido maravillosamente restaurado. El silencio era el protagonista de sus estancias. Yo me relajé mucho en el cuidado jardín. Mi marido decía que era un jardín triste. En absoluto. Era un jardín con los árboles precisos, el césped bien cortado y unos bancos que invitaban a sentarte a leer.
Dentro del parador teníamos dos habitaciones espaciosas. No eran muy luminosas, sobre todo las de las niñas. Si corrías las cortinas las dejabas totalmente a oscuras cuando iba cayendo la tarde. Las camas tenían aspecto antiguo y lo mismo puedo decir del resto de mobiliario.
Cerca del Parador de Sanabria está el maravilloso Lago de Sanabria. Algunos invitados de la boda de nuestros amigos aprovecharon para practicar deporte de canoa. A mi esposo se lo prohibí. Tenemos que pensar en nuestras hijas. Son todavía muy pequeñas. Nos necesitan con buena salud.
Os recomiendo el Parador de Sanabria. No debes perderte su restaurante. Yo engordé con una tarta de moras deliciosa. No pedí otro postre. Todos los días que estuvimos en el Parador me comí tres raciones de tarta de moras. También estaban ricos los habones y las truchas. Es aconsejable llevar un coche para recorrer los alrededores. Aunque quieras hacer senderismo, seguro que te viene bien un vehículo para a acercarte al Lago de Sanabria. Hay 12 kilómetros desde el Parador. También te vendrá bien para ir a visitar las maravillosas iglesias románicas que encuentras en las proximidades. La provincia de Zamora tiene mucho Arte en su zona rural.
Nosotros lo pasamos casi mejor en el Parador de Sanabria que en la boda. El parador está en la parte baja del pueblo. Pudimos ir andando hasta la iglesia. También pudimos ir andando a hacer turismo cultural. Una de nuestras visitas fue al Castillo de los Condes de Benavente.
El parador nada le tiene que envidiar a otras bonitas construcciones del pueblo. Es un edificio antiguo que ha sido maravillosamente restaurado. El silencio era el protagonista de sus estancias. Yo me relajé mucho en el cuidado jardín. Mi marido decía que era un jardín triste. En absoluto. Era un jardín con los árboles precisos, el césped bien cortado y unos bancos que invitaban a sentarte a leer.
Dentro del parador teníamos dos habitaciones espaciosas. No eran muy luminosas, sobre todo las de las niñas. Si corrías las cortinas las dejabas totalmente a oscuras cuando iba cayendo la tarde. Las camas tenían aspecto antiguo y lo mismo puedo decir del resto de mobiliario.
Cerca del Parador de Sanabria está el maravilloso Lago de Sanabria. Algunos invitados de la boda de nuestros amigos aprovecharon para practicar deporte de canoa. A mi esposo se lo prohibí. Tenemos que pensar en nuestras hijas. Son todavía muy pequeñas. Nos necesitan con buena salud.
Os recomiendo el Parador de Sanabria. No debes perderte su restaurante. Yo engordé con una tarta de moras deliciosa. No pedí otro postre. Todos los días que estuvimos en el Parador me comí tres raciones de tarta de moras. También estaban ricos los habones y las truchas. Es aconsejable llevar un coche para recorrer los alrededores. Aunque quieras hacer senderismo, seguro que te viene bien un vehículo para a acercarte al Lago de Sanabria. Hay 12 kilómetros desde el Parador. También te vendrá bien para ir a visitar las maravillosas iglesias románicas que encuentras en las proximidades. La provincia de Zamora tiene mucho Arte en su zona rural.
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