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Wednesday, May 08, 2019

Mis vacaciones en la Cataluña rebelde



1

A mi chico el encanta el golf. Por eso eligió el Hostal de la Glòria en Viladrau, Girona, para pasar unos días de descanso a la vez que hacía negocios con unos amigos catalanes también aficionados al deporte de los palos. Este hostal ubicado en una vieja masía del pasado siglo está a 13 kilómetros de un campo de golf. Os estoy hablando del campo de golf que hay en Tarradell. 

El hotelito no defrauda. La masía no parece masía con las remodelaciones que le han hecho. La recepción es pequeña, pero es grandiosa con su decoración de cuadros pequeños forrando las paredes. Te quedas mirándolos y casi te vienen ganas de contarlos. Debe haber casi unos cien cuadritos. Al lado de la recepción hay un bar y unas mesas donde los lugareños juegan las partidas de cartas. No sé si están todos los días jugando. El fin de semana que estuvimos nosotros en el Hostal de la Glòria en Viladrau, Girona, parecía que todos los abuelos de la zona se habían citado para jugar a las cartas. Mis hijas nos preguntaban si también iban a venir sus abuelos. 

La decoración de este hostal que os recomiendo tiene toques de masía catalana en cositas como los cazos de bronce, las lámparas también de bronce y unas sillas de estilo español viejo perfectamente restauradas. 

Las habitaciones son prácticas y sencillas. Demasiado sencillas para mi gusto. Las camas no son nada ostentosas. Lo mismo puedo decir del resto del mobiliario de nuestra habitación, una habitación que tenía vistas al cuidado jardín que había en la entrada del hostal. Era una habitación tranquila. Yo temía que hubiera ruidos por la noche al dar las ventanas a la fachada delantera. No fue el caso. 

Como os decía, os recomiendo este pequeño hotel. No debes perderte el desayuno. Sirven unos embutidos de la zona que te chupas los dedos. En este hotel tratan muy bien a los clientes. Te dan un trato familiar como si te conocieran de toda la vida.



2

Volvería al Hotel Boix en Peramola, Lleida hoy mismo. Volvería sólo para volver a meterme en sus saunas finlandesas. Tiene dos. Las dos son estupendas para olvidarte del mundo allí dentro. Te dejan nueva. Se me fue hasta el dolor de cabeza que llevaba tras un viaje de muchos kilómetros hasta este pueblo de la provincia de Lleida donde está este hotelito rural que os recomiendo. 

El hotelito está bien. Tiene varias remodelaciones en su haber, unas remodelaciones que lo han adaptado a los tiempos modernos. No echas en falta las comodidades de tu casa. Las habitaciones, todas nuevas, están en un anexo. Son habitaciones amplias. Nosotros estuvimos en una sola habitación como en un apartamento. Cabíamos los cuatro y nuestras seis maletas. Me gustaron mucho las vistas al jardín. Te daba tranquilidad asomarte a la ventana y ver aquel jardín tan bien cuidado a tus pies. 

Pero lo mejor fueron las saunas finlandesas. Mi chico no quería probarlas. Lo animé. Tenía que meterse allí dentro. Probó y repitió loa experiencia. Decía que le gustaba más la ducha escocesa a presión, pero repitió la sesión en la sauna finlandesa. A los masajes no se apuntó. Tuvo suficiente con la sauna para relajarse. Yo no me los perdí. La sala de masajes me tuvo de clienta los tres día que estuvimos en el Hotel Boix en Peramola, Lleida. Con lo que no me atreví fue con la playa UVA para la profilaxis vacacional del estrés. 

Tuvimos tiempo para hacer algo de turismo por los alrededores. Mi marido había llevado las cañas de pescar y nos llevó hasta un río a pescar. El río Segre se llama el río. Sólo pescamos un par de truchas. Seguimos nuestra excursión hasta las ruinas de un castillo que queda a unos seis kilómetros del hotelito. Dimos ahí la vuelta. Mi marido quería llegar hasta las montañas. Quería ver de cerca los Macizos de San Honorato y de Coscollet a 12 kilómetros. Preferí regresar. Se estaba mejor en el hotelito que haciendo actividades turísticas rurales.

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