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Saturday, May 18, 2019

Mis vacaciones más deportivas



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Mi estancia en el NH Collection Brussels Centre fue inolvidable. Sólo lamenté no haber podido llevar al las niñas y a mi marido para que disfrutaran también de este maravilloso hotel en el centro de Bruselas. El NH Collection Brussels Centre está situado a unos 800 metros de la plaza Grand Place y de la estatua del Manneken Pis. Te viene muy bien para hacer turismo por la capital de Bélgica. También te viene de cine si tienes que hacer alguna gestión en las instituciones comunitarias de la Unión Europea, como era mi caso. 

En este hotel disfruté el desayuno como nunca en mi vida lo había hecho. La sala de desayunos está en la última planta. Estabas comiendo los bollos untados en mantequilla y veías toda la ciudad a tus pies. Me quedé tan contenta con las vistas que volví a subir cuando tuve tiempo libre para hacerlo a una terraza que hay en la azotea. 

No quedan ahí las ventajas del NH Collection Brussels Centre. Destacaría también la wi fi gratuita que va como una moto de bien y un gimnasio donde puedes hacer ejercicio sin pagar extra. 

Las habitaciones son un tanto antiguas en su decoración. Es como si estuvieras en la casa de una señora belga de la aristocracia. Aún así me gustaron. Las habitaciones del NH Collection presentan una decoración acogedora, muy de casa bien, y disponen de aire acondicionado, minibar bien surtido y un set de té/café para preparar el café cuando tú quieras y a tu gusto. Me vino bien para ahorrar en cafés. En Bruselas el café te lo cobran muy caro en las cafeterías. 

La amplia zona de fitness fue un sueño. Es una zona que está equipada con cintas de correr y cross-trainers, entre otros aparatos. Yo me fui directa a la cinta de correr. Necesitaba hacer ejercicio para quemar todos los dulces que me había metido entre pecho y espalda durante el desayuno. Cuando viajo sola se me da por comer más de la cuenta. 

Os recomiendo el NH Collection Brussels Centre, un hotel próximo a las tiendas de Rue Neuve. Puedes ir andando. Eso sí, lleva la cartera bien repleta de billetes. No regalan nada, al contrario. Cobran la última moda que venden como si fuera realmente la última moda antes del Juicio Final. La estación de metro De Brouckere está a solo setenta metros, mientras que la estación central de trenes de Bruselas queda a diez minutos de caminata algo rápida.



2

Elegimos el Travelodge London Vauxhall para nuestro último fin de semana en la capital del Reino Unido porque tiene habitaciones familiares. Nosotros necesitamos espacio para no discutir. Las habitaciones pequeñas te vienen costando prácticamente lo mismo y no tienes la comodidad de una habitación amplia. 

En todo caso, no se podía comparar con las habitaciones familiares y no familiares de los hoteles españoles. Eché de menos la limpieza que encuentras, en general, en la hostelería española. En este hotel admiten mascotas. Pues bien, encontré en el suelo varios pelos de perros. Tuve que llamar a recepción para que vinieran a limpiar la habitación a fondo. 

No quedaron ahí las desventajas. Casi me da un patatús cuando vi que nos iban a cobrar la conexión wi fi. Me fui con mi portátil a una zona común para evitar el pago, pero no fue posible. Tanto daba que te conectaras en tu habitación a la Red de Redes como que lo hicieras desde un pasillo: había que pagar extra. 

Mi chico quería alquilar un coche para nuestros desplazamientos. Le quité la idea de la cabeza. En el hotel había parking, pero era de pago. Yo no estaba para más extras. Las niñas tendrían que andar los casi dos kilómetros que había hasta la dichosa Torre del Reloj que querían ver in situ. Entre caminatas, el bus y el metro nos ahorramos el alquiler de un coche. Menos mal que tanto el bus como el metro tenían parada delante del hotel. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Travelodge London Vauxhall. La única ventaja que le encontré fue que teníamos una habitación amplia. Este hotel ganaría mucho en limpieza si no admitiera mascotas o si hubiera unas habitaciones aparte para los que llevan mascotas igual que tienen habitaciones específicas para fumadores. La decoración de las habitaciones es muy de hotel moderno, pero sin lujos. Camas duras de hotel, cuarto de baño correcto, secador de pelo bien atado a la pared y geles y champús contados.



3

Nos alojamos en el Hotel Villa de la Palmera en Sevilla cuando fuimos a Sevilla a la boda de unos amigos. Fue todo un acierto. El hotel está en un palacete construido con motivo de la Exposición Universal de 1929. No te deja indiferente ni por fuera ni por dentro. 

En sus interiores encuentras la decoración de la belle époque. Miras a los techos y ves arañas de cristal que te hacen soñar con los felices años veinte. Encima de las mesas reconoces piezas de plata propias de casas en las que no faltaba el dinero. Los techos están todos escayolados, las paredes están pintadas de color rojo sangre. En los suelos ves que han conservado con gran acierto el mármol de los primeros tiempos del palacete. Son suelos de mármol escaqueados en negro y en blanco. 

Nos dieron una habitación con techos altos, largos cortinajes y una gran cama que ocupaba gran parte de la habitación. Mi chico se quejaba de que el colchón era blandito. No le faltaba razón. Te acostabas y te hundías en la blandura de un colchón que parecían haber conservado de tiempos pretéritos. El cuarto de baño tenía la misma decoración belle époque. Estaba muy cuidado y muy limpio, igual que el resto del hotel. Este pequeño hotel de la Avenida de la Palmera está muy limpio. Se nota que el personal de limpieza hace bien su trabajo. 

Os lo recomiendo. Vas andando por la orilla del Guadalquivir y ya llegas a la citada avenida de la Palmera. Está como por el medio de la calle. Es muy fácil de encontrar. Yo volvería sólo por el jardín. Eran un gusto pasear por el pequeño jardín. Olía a jazmín y a azahar. Mi marido decía que era un jardín perfumado, demasiado perfumado para su gusto. El pobre temía que me atacaran las alergias. No fue el caso. El olor a jazmín y a azahar en Sevilla no altera mis alergias. Es el olor que seguro que había en el paraíso de Adán y Eva.

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