Nos alojamos en el Hotel de Tredòs en Tredós, Lleida, cuando fuimos a esquiar a la estación invernal de Vaqueira-Beret. Queda cerca. Sólo hay 1 kilómetro de distancia. Por eso muchos esquiadores y montañeros eligen este alojamiento del valle de Arán.
Fue todo un acierto la elección. Yo todavía recuerdo con nostalgia las tres noches que pasé en mi camita bien abrigada con un edredón de plumas. Mi marido no ha olvidado sus tardes de chimenea y lectura después de pasar las mañanas esquiando. Pronto se cansa mi chico de esquiar. No es lo suyo. Sólo vamos a esquiar o a hacer que esquiamos por negocios. Tanto sus socios como muchas de mis clientas son grandes aficionados al deporte blanco.
El hotelito de piedra y pizarra es muy fácil de encontrar. Si sabes ir a la estación de esquí, sabes llegar al hotel. Sólo tienes que fijarte en los indicadores de las carreteras. Enseguida llegas a un edificio con tejado a dos aguas y bajo cubiertas abuhardilladas.
Quedamos tan contentos con el trato recibido por parte de los responsables del hotel como con el hotelito. Son fantásticos. Nos enseñaron varias habitaciones para que eligiéramos la que más nos gustase antes de confirmar la reserva. Esto no lo hacen en todos los hoteles. Todo un detalle con el cliente.
Las habitaciones tienen decoraciones distintas. Nos decía el empleado que nos enseñó cinco habitaciones para elegir que las decoraciones variadas las habían puesto porque saben que sus clientes tienen gustos distintos. El personal del hotel es muy amable. También es muy profesional. Tienen el hotel limpio como una patena, tanto en las habitaciones como en las zonas comunes.
Os recomiendo el Hotel de Tredòs en Tredós, Lleida. Me encantó el pan que sirven en los desayunos. Era un pan que me pareció recién horneado. Mi marido tenía dudas. Es muy chiquismiquis con el pan. A mí me pareció delicioso. Hasta mis niñas quedaron contentas con el pan. Daba gusto vérselo comer untado en mantequilla sin protestar.
Fue todo un acierto la elección. Yo todavía recuerdo con nostalgia las tres noches que pasé en mi camita bien abrigada con un edredón de plumas. Mi marido no ha olvidado sus tardes de chimenea y lectura después de pasar las mañanas esquiando. Pronto se cansa mi chico de esquiar. No es lo suyo. Sólo vamos a esquiar o a hacer que esquiamos por negocios. Tanto sus socios como muchas de mis clientas son grandes aficionados al deporte blanco.
El hotelito de piedra y pizarra es muy fácil de encontrar. Si sabes ir a la estación de esquí, sabes llegar al hotel. Sólo tienes que fijarte en los indicadores de las carreteras. Enseguida llegas a un edificio con tejado a dos aguas y bajo cubiertas abuhardilladas.
Quedamos tan contentos con el trato recibido por parte de los responsables del hotel como con el hotelito. Son fantásticos. Nos enseñaron varias habitaciones para que eligiéramos la que más nos gustase antes de confirmar la reserva. Esto no lo hacen en todos los hoteles. Todo un detalle con el cliente.
Las habitaciones tienen decoraciones distintas. Nos decía el empleado que nos enseñó cinco habitaciones para elegir que las decoraciones variadas las habían puesto porque saben que sus clientes tienen gustos distintos. El personal del hotel es muy amable. También es muy profesional. Tienen el hotel limpio como una patena, tanto en las habitaciones como en las zonas comunes.
Os recomiendo el Hotel de Tredòs en Tredós, Lleida. Me encantó el pan que sirven en los desayunos. Era un pan que me pareció recién horneado. Mi marido tenía dudas. Es muy chiquismiquis con el pan. A mí me pareció delicioso. Hasta mis niñas quedaron contentas con el pan. Daba gusto vérselo comer untado en mantequilla sin protestar.
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