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Wednesday, June 05, 2019

Mis vacaciones en el Norte



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Nos alojamos en el Hotel Cuca la Vaina en Castrillo de los Polvazares, en León, cuando fuimos a la boda de unos amigos que se casaban en una pequeña iglesia de este pueblo castellano. No sé si volvería a alojarme en este hotelito rural porque las habitaciones son muy pequeñas. Mi chico quería que nos metieran una cama supletoria para las niñas, pero no cabía. Tuvimos que abrir la cartera y pagar una segunda habitación para poder dormir respirando. La habitación se nos hizo diminuto aún para dos personas. Meternos cuatro sería estar peor que las sardinas enlatadas. 

No es un hotel que se pueda llamar bonito. La fachada de piedra con las galerías acristaladas parecía una mala copia de las fachadas con galería de las casas de Galicia. No me gustó. Encima casi me dejo los pies y los tacones pisando el incómodo adoquinado que tienen en el camino que conduce al hotelito. Menos mal que nuestros amigos se casaban allí mismo. Dieron el sí quiero hasta el divorcio en la iglesia parroquial que está al lado del torreón de entrada. Fue una boda bonita. Mis niñas les llevaron las arras y el traje de la novia era divino. 

Lo que o era nada divino era no poder comer de noche. Fuimos a dar una vuelta pensando en comer en el hotel y nos encontramos con el comedor cerrado. Nos dijeron que cerraba de noche. Tuvimos que tirar de unos sándwiches que había dejado preparados por la mañana en la habitación. Una siempre es una ama de casa precavida, hasta cuando está de viaje y de vacaciones. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar este hotel rural. Si te decides a ir a disfrutar de una casa con un corredor decorado con macetas y mesitas caseras, pide dos habitaciones mínimo. No importa que vayas sola. Necesitarás una habitación para dormir y otra habitación como vestidor. El espacio es muy importante para una mujer que, como yo, viaja con cuatro maletas. Nuestra habitación tenía vistas al monte Teleno. Era una habitación en la que el silencio era total. Sólo se oían los pajaritos piando. Mucho piaba. Yo creo que piaban con el hambre. Pobres. 

Si quieres ir de tiendas, tendrás que acercarte a León. Te queda a 50 kilómetros. Nosotros paramos en León cuando marchamos. Yo necesitaba ir de tiendas.



2

Nos alojamos en el Hotel A Cortiña en Ribadeo, Lugo, cuando llevamos a mis suegros a ver la Playa de las Catedrales que tanta gana tenían de conocer. Este hotel queda a unos cinco kilómetros de la famosa playa. Lo encuentras saliendo de Ribadeo por la carretera de La Coruña. 

No en más que una casona de campo. Tiene las paredes recubiertas con piedra seca y pizarra en los tejados, lo cual le da un toque distinto al de otras casas de campo de Galicia. A mi suegro le llamó mucho la atención el tejado de pizarra. Le expliqué que los tejados de pizarra son muy caros. De ahí que los que tienen una buena casa aspiren a ponerle un tejado de pizarra, uno de esos tejados que no se ven mucho por Galicia. 

La casa conserva elementos de sus orígenes como, por ejemplo, un pozo, el horno donde habrán hecho tanto pan en otros tiempos y un hórreo del siglo XVIII. Delante del hórreo nos hicimos las fotos familiares. Quedaron bonitas. Mis suegros pudieron rellenar varias páginas del álbum familiar con instantáneas en las que aparecemos todos sonrientes. 

Nosotros elegimos una habitación a ras del jardín. Era de las más grandes. Mis suegros, en cambio, se decantaron por una habitación en la planta superior. El jardín como que no les gustaba mucho tenerlo a pocos metros de la ventana. Mi suegro es alérgico a las avispas y había visto unas cuantas volando entre las flores de un jardín que me olía a mar Cantábrico. Las dos habitaciones tenían una decoración similar. Sólo cambiaban las camas. La nuestra tenía el cabecero de forja y la de mis suegros era una cama antigua con el cabecero de madera igual que la camita auxiliar que había en nuestro dormitorio. 

Os recomiendo el Hotel A Cortiña en Ribadeo, Lugo. Es un hotelito rural muy tranquilo y muy limpio. Me parece perfecto para visitar la playa de las Catedrales desde la tranquilidad. Está los suficientemente alejado de la famosa playa para no sentirte agobiada con tanto autobús lleno de turistas. También vimos muchos turistas en el Monumento al Gaitero Gallego que queda a dos kilómetros del hotelito.

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