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Tuesday, January 07, 2020

Mis vacaciones con maragatos y catalanes


1

Mi marido eligió la casa rural Guts Muths en Santiago Millas, León, para celebrar en familia el cumpleaños de su madre. Fue un gran acierto. Este alojamiento ubicado en una casa de arrieros maragatos del siglo XVIII es muy familiar.

Me gustó mucho el recibimiento que nos hicieron. Nos sirvieron unos vasos de vino acompañados por unos pinchos de chorizo de la tierra que estaba delicioso. Yo comería aquel chorizo todos los días sin importarme la salud. Era un manjar.

Guts Muths en Santiago Millas, León, no es un alojamiento lujoso. Es como la casa de tus abuelos en el campo, pero, con la gran ventaja de que no tienes que hacer nada. No aparece una abuela o una tía diciéndote que limpies la sala.

Me encantaron las pinturas que decoraban las paredes. En nuestra habitación había unos cuadros que me recordaron las pinturas de Miró. No eran copias exactas de los cuadros originales de Miró sino pinturas inspiradas en el estilo Miro. En la habitación de mis hijas había cuadros de Kandinsky. Repito, no cuadros del pintor famoso sino copias inspiradas. Me pareció un detalle original para darles vidilla a unas paredes que parecían cobrar vida museística con los cuadros.

Mi suegra, en cambio, no apreció nada las pinturas. Decía que eran como los cuadros que pinta mi hija pequeña. Mi suegra no sabe valorar el arte. Es cierto que mi niña pinta muy bien, pero todavía no ha llegado a imitar los cuadros famosos.

Os recomiendo Guts Muths en Santiago Millas, León, un alojamiento en el que se come un cocido maragato que te quita el hambre para todo el mes. Estaba el cocido que te chupabas los dedos. Esta casona rural queda a unos diez kilómetros de Astorga. Nosotros nos acercamos hasta Astorga en coche para hacer compras mientras mi suegra quedaba dormitando en una hamaca del cuidado jardín de la casona. Mi suegra nunca se pierde la siesta.

Guts Muths en Santiago Millas, León, es muy fácil de encontrar. La casa con sus ventanas pintadas de verde alegría es inconfundible. También tiene pintada del mismo color verde la galería que da para el jardín. El tejado es de teja. Lo vi un poco frágil. Pero agua no metía en el interior.



2

Bastante cerca de Vaqueira-Beret encontramos una casona rural que se llama Besiberri y está en Arties, Lleida. Es como la casa de tus abuelos en medio de un paisaje nevado. Le dije a mi chico que no daba un paso más dentro de un coche que se nos quedaba helado y con dos niñas al borde de un ataque de nervios. Yo me quedaba allí.

Y allí nos quedamos. Tuvimos la suerte de coger la última habitación que quedaba libre en una temporada sobrada de nieve y de esquiadores. Me sentí en el séptimo cielo sentada al lado de una chimenea encendida. Aquello era perfecto para descansar tras un viaje en coche que no había sido tan fabuloso como nos había prometido mi marido.

Mi chico todavía tuvo fuerzas para acercase hasta la estación de esquí Vaqueira-Beret y deslizarse con unos esquíes alquilados por las nevadas pistas. Las niñas y yo nos quedamos en el hotelito rural. Era donde mejor se estaba. la casona es muy rústica, con una fachada en tonos rosa clarito. Se ve bonita por fuera. Los balcones decorados con tiestos de flores le dan un toque muy tirolés. Mi hija mayor decía que era una casa de postal. No le faltaba razón.

Se come bien en la casona Besiberri en Arties, Lleida. Es frecuentada por muchos esquiadores que buscan una cena tranquila tras una jornada de deporte blanco. Los únicos ruidos que oyes son el ruido de las campanas de una iglesia próxima y el ruido del agua del río. Desde nuestra habitación sólo se escuchaban las campanas. Cada media hora tocaban las campanas. Daban las horas y las medias horas. Afortunadamente, me acostumbre al ruidillo. Hasta me vino bien para orientarme con la hora sin necesidad de andar mirando el reloj.

Os recomiendo Besiberri en Arties, Lleida. A nosotros nos dieron una suite abuhardillada. Era linda. Estaba decorada con hojas de acebo en los cuartos de baño. Un biombo de tela junto a la cama buscaba darle intimidad al dormitorio por si lo compartías con otras personas. Lo más bonito de nuestra suite eran las claraboyas con vistas a la montaña. Mi marido sacó fotos. Dice que quiere comprar una nueva casa en el campo con claraboyas en el piso superior. Tendrá que trabajar mucho para juntar el dinero. Las casas no las regalan.

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