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Wednesday, May 06, 2015

Dream of Zanzíbar, Tanzania: un paraíso para turistas en África

El Dream of Zanzíbar, Tanzania, es un trozo de paraíso en África. Yo no esperaba encontrar tantas comodidades en el continente africano. Tanto es así que cuando mi marido me dijo que había hecho una reserva en un hotel de Tanzania casi le pido el divorcio. 

El hotel está en un archipiélago en el que se nota mucho el paso de los europeos. Stone Town, capital de Zanzíbar, es una ciudad oriental con sus estrechas callejuelas, bazares inolvidables, baños y palacios que recuerdan el esplendor comercial de otros tiempos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los núcleos más importantes de la cultura suahili en el año 2.000 bien merece una vista. 

El hotel es un cinco estrellas que está situado en la zona norte de la isla, en la costa noreste, a una hora larga del aeropuerto ya otra hora de la capital de la isla. 

Es un hotel del grupo The Emerald Collection, rodeado de jardines exóticos en la playa Pwani Mchangani, de aguas limpias de color turquesa en pleno Océano Indico. 

Cuenta en sus instalaciones con habitaciones deluxe, habitaciones con vistas al mar, habitaciones con jacuzzi privado y tres villas con acceso directo a la playa y a sus piscinas privadas. 

Nos recibieron como si fuéramos los Reyes de España: zumos de frutas, toallas mojadas para que nos refrescáramos y sonrisas de oreja a oreja. 

Mi marido había reservado una habitación con vistas a los jardines. Era muy tranquila, pero no de las más lujosas. Estaba decorada con muebles de olmo de estilo italiano bien distribuidos a lo largo y ancho de toda la estancia. Me encantaron los albornoces. Eran suaves y esponjosos. El cuarto de baño era igual de grande que la habitación. En este hotel todo es de gran tamaño. 

Lo que no me gustó fue que nos pusieran flores en la cama. Tuve que decirles mil veces que no quería la cama con flores. Parecía un tanatorio. Ni que decir que las flores iban directas al cubo de la basura. Detesto las flores. 

En este hotel a fuerza de querer ser amables te acaban agobiando. Nos organizaron una cena con velitas en la playa que parecía una bienvenida a Drácula. Regresé a mi habitación a media cena porque no podía más. Casi todos los días íbamos a comer al restaurante italiano del hotel. Mi marido me llevó un día a uno asiático, también del hotel, pero a mí la comida asiática como que no me va mucho. 

Pese a todo os recomiendo este hotel. Aunque sólo sea para ver el lujo que hay en África destinado a los turistas ricos ya vale la pena.

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