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Monday, May 25, 2015

Hoteles del montón

1

El Hotel San Antonio el Real, Segovia, es un hotel que está al lado del acueducto. Se ubica en un antiguo convento que han remodelado respetando bastante su arquitectura inicial. Así tienes el claustro tal cual lo tenía el monasterio o habitaciones donde las vigas de madera son visibles por no hablar de los cuartos de baño que parecen más una habitación que un cuarto de baño. 

A mí no me gustó. Me sentí incómoda porque notabas su pasado religioso por todas partes. Mi marido se partía de risa cuando le decía que estábamos durmiendo en la habitación de los curas. No dormí en toda la noche. Al día siguiente nos fuimos porque yo no aguantaba aquello. 

No es que estuviera mal, que no lo estaba. Por ejemplo, teníamos una conexión wi fi gratuita en nuestra habitación que funcionaba bastante bien, aire acondicionado, caja fuerte, un buen televisor de plasma... Los suelos de la habitación eran de baldosas al igual que los del cuarto de baño que parecía una habitación más. La pileta la tenía sobre lo que parecía un aparador, allí incrustada. 

Fuimos a comer a su restaurante un menú muy local. Mi marido quería cenar en la terraza central. La abren en verano para las cenas. Yo me negué a cenar en la dichosa terraza. Pasé con un bocadillo y unas bebidas del minibar. 

Al día siguiente nos fuimos. Como os dije, no aguantaba ni un día más en aquel monasterio convertido en un hotel con iglesia y todo. No nos cobraron el parking. Otra ventaja que a a mí no me compensaba el aire monacal que tenía el hotel. Ni siquiera en nuestra habitación, decorada al estilo piso bien de una ciudad de provincias, me sentí cómoda.


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2

El Ibis Paris Porte De Bercy, Zoo de Vincennes es un hotel que no está en el centro de París, pero está bien comunicado por metro y autobús con el resto de la ciudad. A unos 200 metros tienes una parada de metro. 

Este hotel que encuentras en la zona del Bulevar Periférico no es lujoso, pero sí es bastante cómodo si no eres muy exigente. 

A nosotros nos dieron una habitación bastante grande desde cuyas ventanas veías a lo lejos la Torre Eiffel. La habitación estaba decorada en tonos blancos. Mucho blanco por doquier. La colcha era blanca, las paredes eran blancas, las cortinas eran blancas,... Todo era blanco menos el suelo de color madera. 

La conexión wi fi de nuestro cuarto nos salió gratis. Falta nos hizo porque nos cobraron el parking. Me cogí tal cabreo cuando vi que cobraban por aparcar el coche que ni me quedé a desayunar en el hotel. Nos fuimos a desayunar en un bar que había cerca. Tampoco fuimos al restaurante del hotel. Supongo que era caro porque decían que había un chef de renombre. No nos hizo falta su comida porgue por los alrededores hay muchos bares y restaurantes donde se come bastante bien y a precio razonables. 

El hotel está bastante bien equipado. No desmerece para ser un tres estrellas. Yo le hubiera dado una estrella más porque la merece. Tienen todo muy limpio. No hace falta decirles que tienen que cambiar las sábanas todos los días como me ha pasado en algún hotel del extranjero. 

La desventaja de este hotel es su ubicación nada céntrica. Si estuviera más próximo a la zona de interés de París, sería perfecto. Nosotros fuimos sin las niñas. De haberlas llevado, sería un poco lío desplazarnos al centro de la capital francesa con dos niñas que no quieren dar un paso. Están muy acostumbradas a ir en el coche de papi o de mami y yo no estoy para conducir por París. De hecho, nos desplazamos en metro hasta el centro.


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3

La Residencial Horizonte - Lisboa está ubicada en la calle Augusto Aguiar, cercano a la plaza Marqués de Pombal en Lisboa, la capital del país vecino. Justo enfrente está la estación del metro, donde encuentras líneas para desplazarte por toda Lisboa de una manera bastante cómoda, sobre todo si viajas sin niños, como era mi caso. Me había desplazado a Portugal sólo con la compañía de mi santo esposo. 

Nos dieron una habitación con vistas a la calle principal. Pensé que no iba a poder dormir de noche con el ruido del tráfico y de la gente. No fue así. Cerramos las ventanas y no se escuchaba ningún ruido de fuera. Apenas escuchabas los ruidos de los aviones el aeropuerto, que está a unos 7 kilómetros del hotel. 

El edificio del hotel es antiguo, pero por dentro está mucho mejor que en lo que son las fachadas. No sólo está el hotel dentro de este edifico poco bonito, también hay oficinas. El hotel sólo tiene 53 habitaciones. 

Nuestra habitación tenía una decoración muy sencilla. Parecía un piso de los años ochenta de nuestra España. No me gustó que en vez de cama de matrimonio nos dieran dos camas unidas. No es lo mismo y menos cuando no estás acostumbrada a dormir en camas pagadas. Mejor que la habitación me pareció el cuarto de baño. Teníamos una gran bañera como en el resto de las habitaciones de la octava planta. Las habitaciones de las plantas inferiores, según nos dijeron en recepción, tenían bañeras más pequeñas. Con esto no quiero decir que el cuarto de baño fuese perfecta. Lo sería si no tuviera la ducha fija en el techo. Yo prefiero las duchas de teléfono, igual que la que tengo en casa. 

Al desayuno casi no llegamos. Terminaba a las diez y media. Un horario no digno de turistas sino de trabajadores. Era un buffet surtido al que le añadían unas tortitas para cobrarte dos euros por cada una. Mi marido aceptó la tortita y tuvimos que pagar el extra. Fue una tontería por su parte porque después de tomar un café con bollería y algo de fiambre, no hacía falta la tortita de arroz.


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