Mi chico me prometió unas vacaciones austeras y realmente lo consiguió porque en el Hotel Santa María de El Paular en Rascafría, Madrid, no encuentras otra cosa que austeridad. Casi no quieres creer que está en lo que fueron los aposentos del rey Enrique II de Trastámara. El rey susodicho no vivía con lujos. Mi chico decía que la ausencia de lujos arquitectónicos se explicaba porque al lado está el monasterio benedectino de El Paular. Es decir, por allí la gente pensaba más en las bellezas del mundo celestial que en las comodidades posibles en el mundo terrenal.
Aún así este pequeño hotel rural se llena todos los fines de semana de políticos y hombres de negocios importantes. Vimos alguna cara conocida paseando por los jardines. Pero allí la gente es muy discreta. Nadie le pide autógrafos a los famosos del poder que se apartan del mundanal ruido de Madrid ciudad si alejarse mucho de la capital de España.
Yo no quedé muy contenta con los días que pasamos de recogimiento monacal. Mi marido quería pasar una semana completa. Le dije que ni hablar. Con tres días tenía recogimiento monacal para toda mi vida. Regresaba a casa con mis hijas al tercer día como hice.
El recogimiento monacal inspiraba más a mi chico que a servidora. Nada más entrar por un arco porticado ya me vinieron ganas de marchar. El patio interior de estilo castellano me ponía de los nervios. Mi marido paseaba leyendo el periódico. Ni un monje hubiera hecho otro tanto.
La habitación tampoco fue de mi gusto. Me parecía mentira que políticos y ejecutivos de altos vuelos pagaran por estar en un cuarto que más bien parecía una habitación de una prisión del siglo pasado. Era una habitación, sobria, con tapizados de cuero y unas vistas a las montañas del Guadarrama que te ponían ganas de marchar a hacer senderismo o hacer algo que te pusiera la cabeza lejos de los recuerdos medievales.
Es fácil de encontrar este hotel que ni os recomiendo ni os dejo de recomendar. Llegas por la carretera de Navacerrada a Rascafría sin perderte. Junto al río Lozoya está el Hotel Santa María de El Paular en Rascafría, Madrid. Disfrutarás de un gran silencio.
Aún así este pequeño hotel rural se llena todos los fines de semana de políticos y hombres de negocios importantes. Vimos alguna cara conocida paseando por los jardines. Pero allí la gente es muy discreta. Nadie le pide autógrafos a los famosos del poder que se apartan del mundanal ruido de Madrid ciudad si alejarse mucho de la capital de España.
Yo no quedé muy contenta con los días que pasamos de recogimiento monacal. Mi marido quería pasar una semana completa. Le dije que ni hablar. Con tres días tenía recogimiento monacal para toda mi vida. Regresaba a casa con mis hijas al tercer día como hice.
El recogimiento monacal inspiraba más a mi chico que a servidora. Nada más entrar por un arco porticado ya me vinieron ganas de marchar. El patio interior de estilo castellano me ponía de los nervios. Mi marido paseaba leyendo el periódico. Ni un monje hubiera hecho otro tanto.
La habitación tampoco fue de mi gusto. Me parecía mentira que políticos y ejecutivos de altos vuelos pagaran por estar en un cuarto que más bien parecía una habitación de una prisión del siglo pasado. Era una habitación, sobria, con tapizados de cuero y unas vistas a las montañas del Guadarrama que te ponían ganas de marchar a hacer senderismo o hacer algo que te pusiera la cabeza lejos de los recuerdos medievales.
Es fácil de encontrar este hotel que ni os recomiendo ni os dejo de recomendar. Llegas por la carretera de Navacerrada a Rascafría sin perderte. Junto al río Lozoya está el Hotel Santa María de El Paular en Rascafría, Madrid. Disfrutarás de un gran silencio.
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