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En el Pazo Paradela en Pobra de Trives, Ourense, me sentí como en la casa de los ricos del pueblo. Fue llegar a la casona de piedra con tejado de teja del país y sentirme en mi salsa. Íbamos a vivir un fin de semana largo como los ricos de la aldea. Ni me lo creía.
La finca es tan grande que te pierdes. Una finca de 50 hectáreas no es frecuente en Galicia. Mis hijas me preguntaban si todo el terreno era de la casa. Están acostumbradas a fincas de poco más de mil metros. Galicia es una Comunidad Autónoma de pequeños propietarios en el campo. Tanto terreno no tenía ninguna cosecha. Los dueños del hotel bastante hacían con mantener el césped cuidado y tener unos cuantos macizos de rosas y algunos árboles para dar sombra.
No todo el pazo es hotel. Sólo tienen cinco habitaciones para uso turístico. Es una ayudita para mantener el pazo. Estas casas grandes de piedra tienen mucho gasto en mantenimiento. Hacen bien en pensar en los turistas para llegar a final de mes. Con lo que ganan con las habitaciones que alquilan tienen para pagar impuestos y mantener el pazo.
Lo que más me gustó del pazo fueron sus desayunos. Engordé dos kilos por lo menos comiendo tres días a primera hora de la mañana en un comedor precioso pan con miel, mermelada y un buen café. Era pan de hogaza, pan cocido en un horno de leña. Mis hijas no lo apreciaron tanto. Son más de desayunos con alimentos de supermercado.
Falta me hizo dar unos paseos en bicicleta por los montes que rodean el pazo. No quería hacer ejercicio, pero mi chico me convenció. Las niñas también se habían sumado a la excursión. En el hotel tenían también bicicletas para niños. Están en todo.
Os recomiendo el Pazo Paradela en Pobra de Trives, Ourense, un pazo muy gallego en el que no faltan queimadas por la noche en el jardín. Nosotros no nos sumamos. Mi chico es de cervezas, no de orujo.
La finca es tan grande que te pierdes. Una finca de 50 hectáreas no es frecuente en Galicia. Mis hijas me preguntaban si todo el terreno era de la casa. Están acostumbradas a fincas de poco más de mil metros. Galicia es una Comunidad Autónoma de pequeños propietarios en el campo. Tanto terreno no tenía ninguna cosecha. Los dueños del hotel bastante hacían con mantener el césped cuidado y tener unos cuantos macizos de rosas y algunos árboles para dar sombra.
No todo el pazo es hotel. Sólo tienen cinco habitaciones para uso turístico. Es una ayudita para mantener el pazo. Estas casas grandes de piedra tienen mucho gasto en mantenimiento. Hacen bien en pensar en los turistas para llegar a final de mes. Con lo que ganan con las habitaciones que alquilan tienen para pagar impuestos y mantener el pazo.
Lo que más me gustó del pazo fueron sus desayunos. Engordé dos kilos por lo menos comiendo tres días a primera hora de la mañana en un comedor precioso pan con miel, mermelada y un buen café. Era pan de hogaza, pan cocido en un horno de leña. Mis hijas no lo apreciaron tanto. Son más de desayunos con alimentos de supermercado.
Falta me hizo dar unos paseos en bicicleta por los montes que rodean el pazo. No quería hacer ejercicio, pero mi chico me convenció. Las niñas también se habían sumado a la excursión. En el hotel tenían también bicicletas para niños. Están en todo.
Os recomiendo el Pazo Paradela en Pobra de Trives, Ourense, un pazo muy gallego en el que no faltan queimadas por la noche en el jardín. Nosotros no nos sumamos. Mi chico es de cervezas, no de orujo.
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A mi chico le encanta alojarse en los monasterios y ocasione tenemos porque hay muchos hoteles que se han reconvertido en hoteles con encanto. Uno de estos hoteles es la Posada de Santa María la Real en Aguilar de Campo, Palencia, que está en los que fue el Monasterio cisterciense de Santa María la Real construido en el lejano siglo XI.
No fue de mis hoteles favoritos. Para mi chico tenía su gracia el dormitorio pequeño con la cama arriba y abajo el cuarto de baño. Acabamos cogiendo tres: uno para las niñas y dos para nosotros. la ventaja fue que acabé adelgazando después de subir y bajar escaleras según quisiera acostarme o ir al baño. No necesité hacer senderismo por los alrededores. Las escaleras de mi dúplex fueron suficientes.
La gran ventaja que les encontré a las habitaciones fue el silencio. Parecía que se había acabado el mundo. No oías absolutamente nada. hasta los pajarillos de la campiña que rodea el hotel estaban callados. Respetaban a Dios, decía mi hija mayor.
Fuimos al pueblo a comprar galletas. Las hacen que te chupas los dedos. Compré galletas para las abuelas de mis hijas. Un regalo dulce siempre es bien recibido. El último día mi chico nos acercó en coche hasta el Embalse de Aguilar. Está a tres kilómetros de este hotel con encanto clerical.
Os recomiendo la Posada de Santa María la Real en Aguilar de Campo, Palencia. tiene una fachada de románico palentino digna de verse. Mi chico le quitó muchas fotos para su colección de fotografías de edificios antiguos. Como os decía, la única desventaja que le encontré fue el diseño de las habitaciones. todas dúplex, todas pequeñas y todas con escaleras. Hubiera preferido una habitación clásica. Mis piernas lo hubieran agradecido. También hubiera agradecido mi persona tener un cuarto más amplio. El espacio es importante para mí. Si no hubiéramos cogido dos habitaciones para el matrimonio hubiéramos acabado nuestra estancia peleados. Un matrimonio necesita una habitación grande.
No fue de mis hoteles favoritos. Para mi chico tenía su gracia el dormitorio pequeño con la cama arriba y abajo el cuarto de baño. Acabamos cogiendo tres: uno para las niñas y dos para nosotros. la ventaja fue que acabé adelgazando después de subir y bajar escaleras según quisiera acostarme o ir al baño. No necesité hacer senderismo por los alrededores. Las escaleras de mi dúplex fueron suficientes.
La gran ventaja que les encontré a las habitaciones fue el silencio. Parecía que se había acabado el mundo. No oías absolutamente nada. hasta los pajarillos de la campiña que rodea el hotel estaban callados. Respetaban a Dios, decía mi hija mayor.
Fuimos al pueblo a comprar galletas. Las hacen que te chupas los dedos. Compré galletas para las abuelas de mis hijas. Un regalo dulce siempre es bien recibido. El último día mi chico nos acercó en coche hasta el Embalse de Aguilar. Está a tres kilómetros de este hotel con encanto clerical.
Os recomiendo la Posada de Santa María la Real en Aguilar de Campo, Palencia. tiene una fachada de románico palentino digna de verse. Mi chico le quitó muchas fotos para su colección de fotografías de edificios antiguos. Como os decía, la única desventaja que le encontré fue el diseño de las habitaciones. todas dúplex, todas pequeñas y todas con escaleras. Hubiera preferido una habitación clásica. Mis piernas lo hubieran agradecido. También hubiera agradecido mi persona tener un cuarto más amplio. El espacio es importante para mí. Si no hubiéramos cogido dos habitaciones para el matrimonio hubiéramos acabado nuestra estancia peleados. Un matrimonio necesita una habitación grande.
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