Regalos personalizados

AUDIBLE: libros leídos por famosos

Tuesday, October 24, 2006

Salvados

Flag
 
  La baronesa de Sealand no pudo apretar el gatillo. Yolanda le voló la pistola por los aires de una certera patada. La baronesa agarró la mano dolorida con la otra mano. El golpe le había roto tres uñas de porcelana. Estaba pálida.
 
 -Los zapatos de Balenciaga son muy resistentes -observó Mara que ya no rezaba por nuestro destino-. Yolanda luce como nadie las plataformas grandes.
 -Hay que atar a esta loca -dijo Gregorio.
 
 La baronesa se dejo atar las manos hacia delante sin protestar. Miraba sus uñas rotas y parecía que no pensaba ni en su país ni en el puesto de redactora-jefa de la revista "Miss".
 
 -Llevadla a la Casa de Campo -ordenó Yolanda.
 -Soy una baronesa, señorita, no me dedico a ese oficio tan feo que insinúa usted.
 -Yo soy una señora.
 -Imposible. No llevas alianza.
 
 Yolanda arrastra a la baronesa hacia la puerta sin hacer caso a sus gritos de prisionera de batalla perdida. Gregorio inspecciona la pistola. Sabe mucho de armas porque hizo la mili obligatoria. Dice que es un revolver de la Primera Guerra Mundial.
 
 -¿Mata?
 -Si no disparas no mata a nadie, Sophia -dice Mara-. Ambrosio, guardalo. Nos viene bien para nuestro reportaje de bolsos en Mallorca.
 -Yo no me voy a dejar fotografiar con una pistola en la mano, Mara. Si quieres ir a la cárcel ve tu sola.
 -De la cárcel se sale, querida. Fíjate en mi. Cuando nos detuvieron en Praga por atropellar a una anciana nos pusieron en libertad a las pocas horas.
 
 Gregorio le da la razón. Explica que una pistola no es más peligrosa que una bicicleta. ¿Y dónde están Yolanda y Ambrosio? Desde la ventana veo como introducen a la baronesa de Sealand en el coche de nuestra poeta. La llevan a la Casa de Campo. En fin, esta noche los compradores de sexo pueden adquirir los favores de una aristócrata de pacotilla.



LLama Gratis a cualquier PC del Mundo.
Llamadas a fijos y móviles desde 1 céntimo por minuto.
http://es.voice.yahoo.com

No comments:

Prueba primero, paga después