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Tuesday, June 27, 2006

Bello durmiente

Mi estancia en Estocolmo ha sido horrorosa. La próxima vez voy a Mallorca a buscar al fotógrafo oficial de la revista "Miss" y no llevo a semejante chalado. Menos el avión, todo le da miedo: la oscuridad, la soledad, los animales, los subterráneos, los túneles,...
Le dije a Mara que nos iba a resultar imposible rodar el vídeo de vestidos Versace en el metro por la fobia de Ambrosio a los subterráneos pero ella insistió que el escenario perfecto era lo que se conoce como "la exposición más larga del mundo". Le dio a Ambrosio una aspirina amarilla contra el mareo y allá nos fuimos.

Cuando llegamos a la estación Kungstädgarden, Ambrosio tenía un aspecto saludable pero cuando empecé a andar mezclándome con los pasajeros del metro note que se acercaba demasiado con la cámara.

-Apartate, Ambrosio. Toma planos largos de la modelo con las pinturas de fondo -le dijo Mara.

Intente no mirarlo. allí iba a pasar algo gordo y yo no quería ser testigo. Seguí mi paseo entre las obras de arte que adornaban la estación consciente de las miradas de admiración que atraía. Las mujeres pierden la cabeza por un vestido que no pueden permitirse y los hombres, pobrecitos, quedan sin sentido ante una chica tan guapa y elegante como yo.
Me detengo ante una escultura que representa a un hombre con cara de profeta viejo justo en el momento en que Ambrosio se desploma en el suelo y casi me arrastra a mi en la caída.
La gente grita. Mara se queda callada como una momia sin resucitar.

-Te dije que tenía fobia a los espacios subterráneos.

Me arrodillo al lado del pobre Ambrosio. Está demasiado pálido. Le tomo el pulso y me tranquilizo. su corazón late con más brío que el reloj de la Puerta del Sol.

-¡No te levantes! Estáis perfectos.

Miro asombrada a la directora de la revista "Miss". ¡Nos está grabando! Ha cogido la cámara del suelo para inmortalizar la escena.
La mano de Ambrosio está ardiendo como si tuviera fiebre. Acaricio sus largos dedos de pianista.
Una señora con aspecto de hippy nórdica se abre paso entre la multitud que nos rodea. No entiendo nada de sueco pero parece decir que es médico. Nos va a fastidiar el reportaje. Mara sigue grabando. Me viene una idea desesperada. No lo pienso dos veces. Levanto un poco la cabeza de Ambrosio y acerco mis labios a los suyos. Apenas lo rozo con un beso de película y mi bello durmiente despierta devolviéndome el beso.

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