La noche continua con un paseo. Ignacio me habla de ir a un pub pero cuando me dice que en La Coruña no hay ninguno para fumadores me niego.
-¿Estás segura de que no quieres venir a mi casa?
-¿Vives cerca?
-Cerquísima. En cinco minutos llegamos. Llamo un taxi.
-No, querido. Prefiero el hotel.
Noto su mano deslizarse por mi espalda superando el límite de lo permitido.
-¿Has pedido mi mano?
Mi gordo vuelve a reírse. Debe pertenecer al club de los que toman sin pedir. Pues va muy mal conmigo. Yo necesito un hombre culto y romántico y este individuo sólo tiene el adorno del dinero como todos los niños de papá.
-¿Me recitas algo de Bécquer, amor?
Ignacio intenta pronunciar unos versos del genial poeta pero cambia las golondrinas por gaviotas y le sale un recital fúnebre.
No tiene arreglo. Cree que lo ha hecho tan bien que me besa como si yo fuera una estatua del museo de cera.
-Eres como un colchón Mónaco.
-¿Cómo el príncipe Alberto de Mónaco? Yo no soy maricón.
-Me refería a la empresa Mónaco de colchones, no a la monarquía del Principado de la Costa Azul.
-¿Soy blandito?
Mi gordo se vuelve a reír. empiezo a creer que en el restaurante le han servido marisco cocido en albariño. debieron ser los percebes. Yo sólo comí cigalas y no tengo esa hilaridad etílica.
LLama Gratis a cualquier PC del Mundo.
Llamadas a fijos y móviles desde 1 céntimo por minuto.
http://es.voice.yahoo.com
No comments:
Post a Comment